Paquita Villar


Datos personales
Nombre: Francisca Villar Requena
Fecha de nacimiento: 23 de noviembre de 1935
Edad: 79 años
Lugar de origen: Torreperogil, Jaén
Edad en el momento de la emigración: 21 años
Residencia actual: La Campana, Barcelona

Le tocó el bollo
Natural de Torreperogil a Paquita "le tocó el bollo". Cada día tenía que cuidar, fregar y planchar lo que trasteaban y ensuciaban sus 6 hermanos. Sus padres tuvieron un amor prohibido. Paquita cuenta la sorprendente historia de cómo su padre dejó embarazada a su madre con 15 años a través de los barrotes del Cortijo de sus abuelos. No les dejaban verse y se veían a escondidas en cuanto podían. Así se concibió Paquita.
Pese a que su padre tenía propiedades y disponía de dinero, Paquita no pisó la escuela. Y por ello se quedó analfabeta de por vida. Aunque sus hermanos por suerte pudieron estudiar, gracias a la preparación y educación eclesiástica que debían seguir para poder ser curas. Ahora tienen grandes casas en Madrid, viven casados y tienen nietos.
Cocido, pan y patatas
Su padre partió muy pronto hacia la guerra a Tarragona, donde los "rojos" lo torturaron y lo hicieron preso. Su madre iba a visitarlo siempre que podía, y cada vez que lo veía “le hacía un hijo”. Por eso, poco después nació Carmen y le siguieron cuatro varones.
Durante la guerra, Paquita y su familia lo pasaron muy mal. Su padre, el sustento y portavoz de la familia, no estaba y el dinero de su madre apenas llegaba para comer. Por eso tuvieron que irse a vivir a casa de su abuela. Sus abuelos vivían bien. Eran labradores y tenían un cortijo arrendado de cuatro plantas. Aunque cuando su padre volvió de la guerra, destrozado y decaído, decidieron viajar a Madrid, a probar suerte.
Allí su madre trabajaba cosiendo para las casas de los ricos y ella fregando. Ya no tenía que cuidar tanto de sus hermanos. Era una joven de 16 años, a la que querían casar con un sastre cojo amigo de su padre. Pero ella no quería. Su día a día era fregar, comprar y lavar la ropa. Para divertirse no había nada más que guisar o ir al cine los domingos. Cocidos, pan y patatas. Vivían en un pequeño piso en el centro de Madrid con portera y cerca de un lavadero común, donde Paquita lavaba la ropa cada 3 días.
La chispa del amor
Como en muchos casos de emigración, el de Paquita fue el amor. Paquita y Salvador se conocieron en un Café de Madrid. Tienen una historia de amor de las de antes, pocas palabras y muchos sentimientos.
Desde aquel momento la vida de Paquita cambió. Él fue el motivo de su inmigración a Cataluña.
![]() Paquita y Salvador tras la ceremonia de matrimonio en Madrid |
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![]() Paquita y Salvador, felices de haberse casado, Paquita tiene 21 años |
![]() Salvador Bel Ramos, natural de Barcelona |
![]() Paquita con 17 años |
![]() Paquita y Salvador durante el día de la Palma en Barcelona |
![]() Paquita con 23 años, y su primera hija Maite, de 3 años |
![]() Montse, la pequeña y Maite, la grande. La familia visitaba casi cada domingo Montjuic |
![]() La família de Paquita junto con la madre de ella (derecha) y la madre de él (el medio) |
![]() Paquita en la boda de un familiar en Barcelona |
Fotografías cedidas por nuestras abuelas andaluzas con su único uso para esta web
El catalán con el que se casó
Con 21 años, se casó con “el catalán”. Su portera le cosió un traje negro de chaqueta, ella dice: “No iba a lucir de blanco estando mi padre en el hospital”. Decidió entonces emigrar a Cataluña, a Barcelona. Su familia no se lo tomó muy bien, nadie quería que se marchará, porqué como ella misma dice, “era la criada de la casa”. Salvador “el catalán” era su nuevo marido, un mecánico especialista de la construcción medio catalán medio valenciano, que estaba en Madrid para la construcción de la base de Torrejón de Ardoz.
Un día, el joven le dijo afablemente a la madre de Paquita: “Es que los hijos los ha tenido usted señora, no ella”. Y con una sonrisa y poco equipaje Paquita tomó El Sevillano para pasar el resto de su vida en Barcelona, como madre y esposa.
Pero poco después de un año viajaron a Frankfurt, Alemania, con su pequeña Maite. Salvador tenía la oportunidad de ganar una gran cantidad de dinero en mucho tiempo y se adelantó en el viaje. Meses después, Paquita fue a visitarlo a la germánica ciudad y allí se quedó, apoyando "al catalán del que se enamoró". Paquita aprendió a decir "rice" y "flesh", no conocía el idioma. Vivían en condiciones muy precarias. Un piso corroído por la mugre y el paso del tiempo sin calefactor y con pocas mantas, provocó una tosferina en la pequeña y decidieron retornar. Además ya habían ganado lo suficiente cómo para comprarse el piso que querían en el Polvorín, y más tarde un 600.
No volvió a trabajar. Cuidaba de la casa y disfrutaba de días en la playa y en la rambla barcelonesa. El significado de familia era diferente, entonces era un todo. Aunque ese todo cambió cuando “el catalán”, murió de un ataque al corazón con 50 años. Paquita se quedaba viuda, con tres jóvenes y un pequeño pisito en Montjuic en el Polvorín.
Ahora ha visto pasar su vida, y estos últimos años han sido los peores. Lamenta no haber podido estudiar pero ahora pasa el relevo a sus nietas porqué ella cree que “Esta vida es para el que sabe. El que no sabe se queda estancado y no hace nada y se dedica a lo que yo he hecho toda mi vida, fregar y planchar”.